miércoles, 26 de agosto de 2015

EL SER PASAJERO O PASAJERA INTERPROVINCIAL



Por Victoria Mamani

Los transportistas que viajan a diferentes provincias, que se encuentran a nueve o diez horas de distancia de la ciudad de La Paz, como la provincia Muñecas, Bautista Saavedra y otras, no son sujetos de control en las trancas. La policía caminera no controla cuantos pasajeros  y pasajeras llevan en los buses, si el vehículo esta en buen estado o a cuanta velocidad están transitando. Lo que hacen los policías, es recibir la lista de los pasajeros y pasajeras sentados en los respectivos asientos y nada mas, no observan a quienes están sentados en el pasillo, que muchas veces son mujeres con wawitas, hombres, abuelitos y abuelitas, que incluso causan incomodidad al usuario que tiene su asiento.

Por otro lado, vemos la prepotencia con que actúan algunos choferes de estos buses, tratan mal a los pasajeros y pasajeras, sobre todo a las de condición humilde. Por ejemplo, la gente de las provincias no puede llevar en cantidad sus productos para venderlos en la ciudad, ya que los choferes no les quieren transportar con bultos, si les recogen, les cobran de 15 a 20 bolivianos por cada bolsa de yute, eso resulta abusivo, ya que la gente en las comunidades y provincias tiene pocos recursos.

Lo mismo pasa con las agencias de transporte, en la zona del Cementerio, más propiamente en la cancha El Tejar, donde alquilan un ambiente para vender los pasajes, los y las viajeras dejan durante el día sus bultos para, en la tarde, cargarlos a los buses, pero la gente que atiende las oficinas es mala,  por el hecho de ser humildes, en el caso de algunas compañeras y compañeros que vienen del campo, ellas y ellos reciben malos tratos. La persona encargada no informa adecuadamente y cuando alguien se acerca a preguntar responden: “lee pues el letrero”, sin tomar en cuenta que muchos de estos compañeros y compañeras no saben leer. La persona que ha recibido esa respuesta  se queda callada por temor y tampoco dice nada al ver su bulto tironeado de un lugar a otro, aunque adentro haya algo delicado.

Aparte de todo lo mencionado, los pasajeros y pasajeras que no tienen casa o familiares en la ciudad de La paz o El Alto, se  van a dormir noche antes en los buses, amanecen sentados o echados en el pasillo cubiertos con una frazada, el transporte parte a las 4:30 de la mañana, que es lo mas temprano posible en cuanto a salidas. Ya se pueden imaginar  cómo sufren quienes se ven en la necesidad de viajar y no tienen recursos.

Teníamos la esperanza de que en la Terminal Interprovincial de El Alto, ubicada en Villa Esperanza, podía haberse destinado un predio para alojar a estos compañeros y compañeras que no tienen dinero para un alojamiento, así  ellos y ellas emprenderían el viaje tranquilos y tranquilas, pero no hay nada, han dado prioridad a las casetas de boletería e información, ambientes que serán distribuidos para control y monitoreo, casas de cambio, oficinas policiales, correo, sala de reuniones, migración, cafetería, baños y la administración, que también son importantes de alguna manera, pero se sigue sin pensar en la gente de escasos recursos y en todas las vicisitudes que tienen que pasar.

Hasta el momento no hay fecha de funcionamiento de la terminal, ni siquiera está el trabajo terminado, como siempre, las autoridades inauguran obras a medias. Consideramos que es muy importante que la gente tenga un espacio donde pueda descansar, sobre todo en la noche y los viajeros y viajeras a quienes no les alcanza el dinero para un hospedaje, especialmente para las wawas, que sin desearlo, en esas situaciones, también son afectadas.

lunes, 17 de agosto de 2015

LOS PUEBLOS INDIGENAS



Por Yola Mamani  

Hace 25 años empezaron las luchas de los pueblos indígenas de tierras bajas y hoy lo siguen haciendo, porque su territorio cada vez sufre avasallamiento de los llamados interculturales, conocidos como colonizadores, quienes les despojan de sus tierras y los vuelven empleados. Ellos tenían tierras para proveerse de alimentos, pero hoy tienen que someterse a las personas que les han despojado de sus tierras.

Su lucha siempre fue en busca de reivindicar su derecho a la tierra, a la autodeterminación y al respeto a su hábitat. Pero hasta ahora no han obtenido todas las respuestas que esperan para sus demandas como pueblos indígenas; aunque se han hecho normas a favor de los pueblos indígenas, pero eso nadie respeta sobre todo las autoridades de gobierno, las anteriores y las actuales a pesar de que se consideran de un gobierno indigenista, socialista, progresista, respetuoso con la madre tierra, democrático. Pero esto solo es de la boca para afuera, en la práctica hay más bien un desprecio por los pueblos indígenas de tierras bajas.

Muchas personas que ahora están en los espacios de decisión se identifican como indígenas y otras muchas en efecto tienen origen indígena, pero eso no nos ha garantizado cambios para los y las indígenas que viven, por ejemplo, de la producción para sobrevivencia nomás.

Lo que más he visto en estos 9 años de gobierno del MAS es como las autoridades desprestigian y dividen a las organizaciones que no están de acuerdo con las medidas gubernamentales o que cuestionando esas medidas, porque no es lo que esperábamos, porque no satisface nuestras necesidades, porque no está cumpliendo con las demandas de los pueblos. Las autoridades tampoco tienen ganas de sentarse y escuchar nuestras críticas, nuestras demandas y peor nuestras propuestas; cuando exiges y cuestionas las malas obras directamente te tildan de oposición, ya no hay derecho de decir nada absolutamente.

Hace poco hablé con una compañera trabajadora del hogar que está en España y me decía que en Bolivia los pueblos indígenas están bien. La mirada de esta compañera refleja la imagen que el mismo gobierno ha creado en el exterior a través de las embajadas o en los tantísimos viajes que hacen el presidente y otros funcionarios. Sabemos que llevan un discurso romántico de protección del medio ambiente, pero la realidad es otra en el país.

En el exterior, por ejemplo, no saben que hay indígenas que están atacando a su misma gente, pero debido a su compromiso con el partido que les rinde también beneficios económicos, aunque sabemos que hay corrupción de por medio, el fondo indígena es una prueba de que eso ocurre. Solo así podemos entender la actitud de las Bartolinas, de la Confederación Sindical Única de Trabajadores (Cesutcb) que está del lado del gobierno y no critican, más bien aplauden las acciones del gobierno aunque estén equivocadas. Espero que algún día estas organizaciones no se arrepientan y que, así como hoy festejan, no tengan que pasar por situaciones como las que viven los indígenas del TIPNIS o las compañeras y compañeros de Concipo, que han estado durante días exigiendo que el presidente Evo Morales escuche y atienda las demandas de Potosí.

Me da mucha rabia cuando escucho a las Bartolinas y a la Cesutcb cuando salen en defensa del gobierno y muchas veces ni siquiera analizan el tema, si va afectar o no económicamente al país, la disminución de las exportaciones, la baja del precio de los minerales, entre otros temas que deberían preocuparnos, pero están ahí para repetir el discurso del presidente. Todo esto pasa en Bolivia y veo que también ocurre en el país hermano de Ecuador, donde igual su presidente Rafael Correa se jacta diciendo que es un gobierno socialista, hasta parece que tiene el mismo discurso del presidente Evo, porque igualito descalifica y divide a las organizaciones para legitimar su mandato.

Pues solo quiero decir que no debemos olvidarnos de los pueblos indígenas, ya que fueron ellos quienes han pedido y han empezado la lucha por una Asamblea Constituyente en 1990, también con una marcha de más de 600 kilómetros hasta la ciudad de La Paz. Desde entonces y hasta hoy han pasado 25 años, pero parece que tendrán, que tendremos que seguir marchando, porque queremos ser parte de la construcción de un nuevo país donde las diferentes voces sean también escuchadas.





lunes, 10 de agosto de 2015

NUESTROS GRANDES COMPAÑEROS



Por María Pacosillo

El mes de julio hubo muchos festejos. Pero una fecha de la que casi no se habló fue del día internacional de los canes, el mejor amigo del ser humano.

Se han escrito muchas historias que dan a conocer la nobleza, inteligencia y lealtad de las y los perros. Quienes tienen la suerte de tener uno a su cuidado, saben que no hay mayor satisfacción que el amor incondicional que brindan. Su cuidado, el cariño y su habitad son fundamentales para el buen desarrollo y bien vivir de estos animalitos. Pero los últimos años, lastimosamente, los espacios en los que viven son muy reducidos. Antes, cuando no había una desmesurada construcción de edificios, había casas con jardines y muchos perritos tenían un espacio donde corretear. Ahora, como muchas propiedades han sido compradas, las y los propietarios  se  mudaron seguramente a departamentos, cosa que hizo gran cantidad de  gente, y sus mascotas tuvieron que adecuarse a su nuevo y más pequeño espacio.

El único tiempo que pueden estar en una zona abierta, es cuando quienes son responsables de ellos les sacan a hacer sus necesidades, en la calle o a algún parque. Muchas veces olvidando que recoger sus desechos también es parte de la responsabilidad de cuidarlos.

El tener un perro de raza o criollo, no debería ser una determinante para el tipo de cuidado que se les da a las y los perritos, porque todos tienen las mismas necesidades. Pero parte de como pensamos y actuamos los seres humanos, es ver el trato diferencial que se les da, los perros de raza muy bien cuidados y alimentados y los criollos son abandonados a su suerte en cuanto dejan de ser lindos cachorros.

Tardíamente se han hecho leyes en defensa de los animales domésticos, pero hoy sigue el maltrato y el abandono de estos, nuestros compañeros, ellos y ellas que están con nosotros y nosotras en las buenas y en las malas.

Reflexionemos y tratemos de darles lo que ellos nos dan infinitamente, amor y cariño, pues debemos entender que cuando nos hacemos responsables de un animalito, es para cuidarlos siempre, como si fueran un miembro más de nuestra familia.