jueves, 27 de marzo de 2014

LAS FERIAS SON UN NEGOCIO


Por Cristina Ibáñez

En estos últimos años se han instalado innumerables ferias en la ciudad de El Alto. Mucha gente del área rural y otros departamentos, ven como una opción de generar recursos económicos, la venta informal. Dejan abandonadas sus comunidades donde  antes trabajaban su chacra para tener una mejor situación de vida, cosa que no cambio mucho, por eso deben migrar.

Al no encontrar un empleo, pues las fuentes laborales son casi inexistentes en el país, las ferias se han propagado en cada zona, pues la gente necesita recursos para sostener a su familia. Quienes se dedican al comercio son generalmente mujeres, muchas que cumplen el rol de padre y madre sosteniendo el hogar, ellas tienen que estar en la calle  enfrentando todo tipo de dificultades.

Muchas y muchos dirigentes se aprovechan de la mala situación económica de algunas compañeras, por ejemplo conozco de ferias que se instalan de lunes a domingo, cada sector de vendedoras tienen presidentas, vicepresidentas, secretaria de actas y vocales y  ellas se dedican a vigilar la asistencia de sus afiliadas en la feria.  Cuando una persona tiene tres faltas, automáticamente les quitan su puesto de venta si no pagan la multa correspondiente.

La dirigencia cobra dinero por todo y nada, tampoco dan explicaciones de lo que hacen con lo recaudado, cobran aportes  para marchar en el aniversario de la feria, para limpieza, etc., no importa si las compañeras no vendieron nada, igual deben aportar, según la mercadería que tengan.

Esta situación se comprendería si los aportes voluntarios, entre comillas, servirían para mejorar la cotidianidad de las compañeras comerciantes, para techar el espacio en el que están o mantenerlo limpio, sin embargo la dirigencia no se preocupa de los focos infecciosos que hay con el tema de la basura; los abarrotes, verduras, frutas y otros alimentos se exponen al lado de los desperdicios e incluso de los desechos biológicos, poniendo en riesgo también la salud de la compradora y comprador.

Entonces el negocio más rentable es para la dirigencia, no para las caseritas que además de mal pasarse el día vendiendo, deben pagar una cuota que nadie sabe a dónde va. 


miércoles, 26 de marzo de 2014

EL MAL USO DE LAS PASARELAS


Por Victoria Mamani

La ciudad de El Alto tiene muchas pasarelas, pero la mayoría están de adorno, porque la gente prefiere pasar esquivando  las movilidades que circulan por las avenidas principales de esta urbe. Por ejemplo la Avenida Juan Pablo II y la 6 de Marzo, que son vías principales que conectan la ciudad de La Paz y El Alto.

Las autoridades municipales de esta ciudad, incluso han enrejado las jardineras centrales de la Avenida 6 de Marzo, para obligar a las y los peatones a subir y bajar por las pasarelas. Pese a este esfuerzo, no han logrado  su objetivo.

La población alteña, por comodidad o flojera de subir y bajar las gradas, prefiere cruzar las avenidas arriesgando su vida.

Por otra parte, el mal uso de estas pasarelas puede traer consecuencias; digo esto porque los días domingos, una de las pasarelas más transitadas por las y los peatones que suben de la ciudad de La Paz a la feria 16 de Julio, no es solo un paso peatonal. Esta pasarela está ubicada detrás del Multifuncional de El Alto  y está también sirve como un lugar de encuentro o cita de los enamorados, amigos, amigas o algún familiar.

También hay personas que venden caramelos en medio de la pasarela, las personas que piden limosna con sus wawas se sientan también allí, la gente que reparte volantes, trípticos de algún instituto técnico. Toda esta aglomeración provoca el deterioro de la pasarela y con el tiempo la estructura puede  debilitarse y llegar a caer.
No solamente ocurre eso, hay algo peor, las y los indigentes han convertido el lugar en un mingitorio, es un charco de orina y de eses fecales, ya se imaginarán  el mal olor que hay  y en medio de todo esto, la venta de caramelos y otros productos comestibles. Los hijos e hijas  de las vendedoras y de las mujeres que piden limosna, están jugando en medio de toda esa basura, corriendo el riesgo de contraer alguna enfermedad o infección estomacal.

Los guardias municipales ni siquiera controlan este tipo de hechos, es más, algunas personas orinan en frente de ellos por no pagar un boliviano en los mingitorios que hay en cercanías de esta pasarela y ellos fingen no haber visto nada.  
Por un lado no sabemos cuidar las obras que se realizan para mejorar la imagen de la ciudad y nuestra calidad de vida, porque todo lo que se hace es gracias a los impuestos que pagamos cada ciudadano.

Y por el otro, las autoridades de la alcaldía no hacen el mantenimiento de las pasarelas y las empresas que están encargadas de hacer limpieza de la ciudad de El Alto al parecer no pasan por allí.  

miércoles, 19 de marzo de 2014

LA SOLIDARIDAD EN SANTA MARÍA GRANDE


Por Yola Mamani

La solidaridad es muy importante en nuestras vidas aunque no se practica en estos días. 

Digo que ya no se practica aquí en La Paz o en las ciudades donde existe mayor población porque ni siquiera entre vecinas y vecinos que se conocen hay solidaridad. Ahí se puede ver el individualismo de las personas. Además, últimamente veo que esto sucede en los mercados y en los lugares donde la gente hace fila para tomar los minibuses que van hacia la periférica. Por ejemplo, hace poco tiempo fui a visitar a mi tía que vive en Alto 27 de mayo, para ello he tenido que hacer fila cerca de la plaza Eguino para tomar un minibús, donde había delincuentes a la orden del día. Y claro, están muy bien camuflados dentro de las filas y nadie puede creer que son ladrones. Como sin nada te están bolsiqueando los bolsillos. Y la gente que está a tu lado, delante de vos, es testigo pero no te avisan ni te defienden. Tal vez sea por miedo a ser víctimas de robo. Por eso digo que no hay solidaridad entre nosotros. Ahí está la palabra, pero no hay acciones.

La solidaridad entre mujeres se da en los pueblos pequeños como mi Comunidad, Santa María Grande. Hace poco mi madre se lesionó el pie por una mala pisada yendo a la feria del pueblo cargada de dos arrobas de trigo. En mi Comunidad no hay movilidad, y si es que hay, hay taxis, pero ellos te cobran desde cuarenta, cincuenta, hasta setenta bolivianos, por el traslado, por eso muchísimas mujeres caminan cargadas de productos, incluso de la garrafa gas porque por allá tampoco pasa el carro gasero.

Como mi madre no podía caminar en la feria (y esto era algo increíble) casi todas las mujeres del pueblo se acercaban a sugerirle qué hierbas eran indicadas para curar ese tipo de lesiones. Hasta se le acercaban personas que no conocían a mi mamá para darle la receta de la medicina tradicional: le decían, incluso antes de ir al médico, que no estaba fracturado, sino que sólo era una lesión fuerte y que pronto se iba sanar. Así fue. Después vino una abuelita curandera o sanadora que trajo mi padre para que friccione y aplique las hierbas adecuadas para ese tipo de lesiones.

Después vino una mujer vecina de la comunidad en plena lluvia y de noche, porque  ella también se había fracturado el pie hace poco por andar detrás de los ganados. Con esa experiencia, le trajo medicamentos que le habían sobrado. Y otro vecino le trajo ch’illka, que es una hierba muy conocida que sirve para las fracturas e inflamaciones. Eso fue muy lindo. Yo realmente me quedé sorprendida, no sabía cómo agradecer por tanto cariño y solidaridad entre las comunarias, quienes saben que si no se cuidan ni se ayudan entre ellas saben que nadie lo hará. Así como dice el famoso dicho: “hoy por mi mañana por ti”, la solidaridad es como una norma o acuerdo que está ahí, que no necesitas escribirla con tu puño y letra en ninguna hoja, eso se siente y ya. Como decía la abuelita: “yo lo hago por el prójimo, no porque quiero lucrar con el dolor ajeno”. Esta sabiduría me la transmitió mi madre, así seguiré haciéndolo hasta que las hierbas confíen en mí. Todavía en las pequeñas comunidades esos valores humanos no se han perdido, y eso me enorgullece. En esta comunidad quedan más o menos unas cincuenta personas entre hombres, mujeres y muy pocos niños y niñas, que le dan vida al pueblo.

La abuela Carmen es una mujer muy ágil, lo único que le falla son sus oídos, después, es una mujer muy sana. Además, es bastante solicitada, va de pueblo en pueblo. A veces se topa en el camino con mujeres que están a punto de dar a luz, a quienes ayuda, y luego, sigue su camino para llegar a su destino. Ella no necesita ir a ninguna parte en las ambulancias donadas por el presidente Evo, ni carga los medicamentos subvencionadas por el gobierno central para las personas de la tercera edad, tampoco necesita que la alcaldía municipal ni el gobernador le pague por el trabajo social que va hace esta abuela. Ella simplemente carga sus hierbas; y si le faltan, las va cosechando en el trayecto.

viernes, 14 de marzo de 2014

AUTORITARISMO


Por Yola Mamani

El proyecto de construcción de un paso a desnivel en la zona Garita de Lima, generó protestas contra las autoridades de la alcaldía durante varios días, las comerciantes ubicadas en este sector, se mantuvieron en vigilia al no saber su destino, frente a la propuesta de construcción.

Nuestras amigas vendedoras, decían que la intención de la Alcaldía era desalojarlas de sus puestos de venta, ellas son alrededor de 2.000 vendedoras y vendedores que ganan el sustento diario comercializando diferentes productos en la zona, además pensaban que al tener que realizarse la construcción, serían reubicadas y quedarían sin fuente laboral.

Según las autoridades de la Alcandía Municipal, el paso a desnivel permitirá que los vehículos tengan mejor transitabilidad por las calles Tumusla y Max Paredes, hacia la avenida Baptista, mejorando la circulación de esa zona, la obra presentada se parece mucho a la del nudo Villazón, cercano a la Universidad Mayor de San Andrés; según la explicación de los funcionarios de la Alcaldía Municipal.

En sus puestos de trabajo, las caseras, como les decimos de cariño, están expuestas a diario a la delincuencia y a los malos olores de la plaza o rotonda Garita de Lima, pues los alrededores del lugar se han convertido es un urinario a cielo abierto. Cuando llueve y hace calor, el olor se vuelve más intenso e insoportable, yo no sé cómo aguantaran las compañeras vendedoras, tal vez se acostumbraron poco a poco, porque los responsables de mantener limpia la ciudad y sin riesgo de contraer enfermedades por focos infecciosos, no cumplen su trabajo hace mucho tiempo.

Mientras las autoridades pasan y repasan una y otra vez por el mismo lugar como si nada, las compañeras se ven en la necesidad de permanecer ahí, pues ese ya se ha establecido como su lugar de trabajo. La gente que trabaja en la sub alcaldía Max Paredes también pasa por ahí y trabajan más o menos a una cuadra, pero como siempre, se hacen de la vista gorda ante este problema, las y los funcionarios y autoridades no saben lo que es estar en la calle, almorzar ahí con tus hijos e hijas y por eso no se sensibilizan.

Mantener limpias y ordenadas las calles de la ciudad es  tarea de todas y todos, pero en especial es trabajo de la alcaldía, así que ellos no se pueden desligar de sus responsabilidades.

Como siempre las autoridades actúan arbitrariamente sin antes consultar con los sectores afectados. Al realizar el proyecto deberían preguntar si queremos o no una remodelación, de qué forma queremos mejorar nuestras condiciones de vida, la consulta debería estar dirigida a quienes viven ahí y a las mujeres vendedoras, en su mayoría, que desempeñan sus actividades por la zona. Las mujeres organizadas del sector, tienen todo el derecho de ser consultadas y deberían tener la oportunidad de plantear mejoras, a partir de sus experiencias en las calles. Ellas son quienes van a estar todo el día en sus puestos de venta, sintiendo frio, calor. Ahora las y los funcionarios de la alcaldía se preguntan ¿cómo no quieren que mejore su lugar de trabajo? Pues yo creo que realmente las autoridades perdieron la confianza en las caseras y actúan con soberbia, por ejemplo el año pasado también dijeron que se construiría un hospital de segundo nivel en la zona de Villa San Antonio Bajo, justo donde se en contra el parque Niño Jesús, esa vez tampoco se consultó a los y las vecinas de la zona y no se quiso escuchar la propuesta que tenían; hoy podemos ver que destruyeron el parque y hasta ahora no hay hospital, ni siquiera sus cimientos.

En el ex parque de los monos también se construyó la parada de los famosos buses Tupac Katari, sin consultar a las caseras que se dedican a la venta de dulces y refrescos, ellas viven del dinero que pueden obtener por su venta día a día, allí las construcciones igualmente empezaron de la noche a la mañana, según nos cuentan las compañeras.

No  estoy en contra de la remodelación de la ciudad, más bien estoy de acuerdo, pero no me gusta la actitud impositiva que tienen las autoridades por el hecho de estar en un espacio de poder. Ese poder se lo hemos otorgado las personas de a pie, confiando en que harían obras para mejorar las condiciones de las mujeres que están en la calle por falta de empleo, no les dimos nuestro voto para que nos impongan todo sin consulta alguna, depositamos nuestro voto para mejorar nuestra ciudad, pero también para participar en las decisiones que se tomen cuando algo nos involucra tan directamente.

miércoles, 12 de marzo de 2014

CONTAMINACIÓN AUDITIVA


Por Victoria Mamani

La contaminación auditiva es provocada por el ruido que generalmente es alto  en las calles, los mercados y otros espacios donde hay mucho movimiento. En nuestra ciudad el tráfico vehicular del día es muy caótico, los choferes tocan bocina toco el tiempo, compiten entre ellos y muchas veces se gritan, quienes se dedican a vocear también aumentan el ruido y por ende, la contaminación auditiva.

Otros sonidos muy estridentes y que incomodan bastante son las sirenas de ambulancias, las campanas de los camiones repartidores de gas, el bullicio en los mercados y centros comerciales, la música muy fuerte, las alarmas vehiculares y otros, que pueden causar gran estrés en las personas, en muchos casos, llegando a representar un problema de salud severo.

Algunos de los efectos negativos más frecuentes además del estrés son: mal humor, agresividad, pérdida de sueño y apetito; la contaminación sonora también puede causar males físicos, por ejemplo sordera, dolor de cabeza, alteraciones del ritmo cardiaco y del sistema nervioso.

Este tipo de contaminación es una de las más peligrosas para las personas y más frecuentes en las urbes. Pese a que existe la ordenanza municipal Nº 233 aprobada en 2002, donde queda prohibido el uso de bocinas dentro de la ciudad, salvo en caso de emergencias o para evitar accidentes, la mayor parte de las y los conductores hacen caso omiso de ella.

Los funcionarios del Gobierno Municipal y la policía no ejercen un control adecuado para que los choferes del transporte público y los conductores de vehículos particulares, cumplan esta norma municipal, que debería ser prioridad por el bienestar de la salud de la población. Así mismo los dirigentes del transporte urbano y de los mercados, deberían limitar a lo permitido el volumen  de sus equipos de sonido, las y los dirigentes no solamente deben  cobrar su cuota diaria, sino que también es su obligación capacitar a sus afiliados y afiliadas en el cuidado del medio ambiente, parte de ello sería también saber cómo evitar la contaminación auditiva o sonora.

La organización de talleres de información es muy necesaria y urgente para que como ciudadanos y ciudadanas podamos confrontar los daños consientes o inconscientes que nosotras mismas provocamos.