jueves, 10 de abril de 2014

LAS DISCOTECAS


Por Yola Mamani

Al pasar por la calle Figueroa da bastante miedo, hasta la piel se pone de gallina, tal vez sea porque es oscura y el olor a orín es insoportable. O será porque hay muchos borrachos que salen de diferentes lugares donde se consumen bebidas alcohólicas, a veces con jovencitas. Por su estado, estos hombres generalmente son muy atrevidos con las mujeres que encuentran a su paso.

En esa céntrica calle hay varias discotecas, entre ellas también antros clandestinos, las discotecas tienen letreros grandes y súper visibles, pero otros sitios tienen muy poca luz, puertas pequeñas, nadie pensaría que es un lugar de diversión; otros funcionan a puerta cerrada, solo los y las que conocen o a quienes les conocen pueden entrar sin problema.

A esos lugares entra gente de todas las edades, pero los dueños o administradores no controlan, lo que importa es lucrar con el consumo de alcohol y los que consumen más obviamente son los varones, quienes  constantemente están acosando y molestando a las chicas que casualmente están festejando algo o simplemente quisieron bailar y divertirse un poco. Alegrarse es un derecho, nadie tiene derecho a estar acosando a nadie por el hecho de compartir un espacio, pero al parecer eso piensan los hombres. Por ejemplo yo he pasado situaciones incomodas en las que he tenido que defenderme, porque aunque haya otras personas viendo, o haya seguridad en el local, nadie dice nada cuando te están faltando al respeto.

La mala educación de estas personas que se exceden con el alcohol es de no poder creer, a cierta hora salen de los sitios legales o clandestinos y orinan donde pueden, sin consideración alguna con las mujeres vendedoras que están a los alrededores, comercializando alimentos hasta la madruga. Yo fui testigo  al realizar la investigación “Puestos de Venta Convertidos en Mingitorios”, de la falta de respeto que sufren los vecinos, vecinas y vendedoras, que deben lidiar con los  borrachos prepotentes. Las caseras muchas veces denunciaron el hecho ante la Alcaldía Municipal, que se limita a limpiar cada cierto tiempo, al parecer no es muy constante, según las caseras lo hacen solo una vez al año.

Como siempre nuestras autoridades se hacen de oídos sordos, solo cuando algo grave pasa actúan. Hace muy poco tiempo ocurrió una violación y varios robos en la discoteca Dúo, que justamente está en la calle Figueroa, por lo que se supo en varios medios, muchos trabajadores eran cómplices de los delitos. De cierta forma las autoridades también son cómplices de que ocurran estos hechos, ya que por más que haya denuncias, no hacen nada para prevenir que se cometan actos ilegales.

No se hace nada por prevenir, pero cuando se trata de cobrar, es diferente, en varias ocasiones se ven estos bares y discotecas clausuradas y precintadas por Impuestos Internos, que seguramente no controlan las licencias de funcionamiento, pero si la cantidad que tienen que recaudar, aunque los y las  dueñas o administradores unas horas después de clausurado, abren como si nada. Realmente a mí me preocupa bastante la existencia de estos espacios en los que solo interesa vender bebida sin medida.

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