viernes, 28 de septiembre de 2012

PÉSIMA ATENCIÓN Y CONDICIÓN DE LOS HOSPITALES PÚBLICOS


Por ADELA GOMEZ

La atención en los hospitales públicos se ha caracterizado en los últimos años por ser pésima. Los médicos y administrativos no son eficientes y maltratan a las personas enfermas, a eso hay que sumarle la falta de infraestructura y equipamiento que hacen de la visita al hospital una experiencia espantosa.     

Al Hospital de Clínicas acude la gente de escasos recursos económicos, porque el costo de atención es bajo y supuestamente tienen trabajando a los mejores profesionales en medicina.

Allí atienden en distintas especialidades, pero los enfermos son tratados de mala manera. Por ejemplo, el o la paciente debe hacer fila desde muy temprano para recibir una ficha sin la cual el doctor no podrá revisarla y luego debe esperar durante horas hasta que el médico llegue, muchos de ellos media o una hora después de su hora de entrada.  
La situación para los y las pacientes que deben internarse es más complicada, pues hasta conseguir una cama es burocrático. 

Hace  un mes  atrás uno de mis paisanos fue internado tras sufrir  un accidente de tránsito. Él ingresó con fracturas no muy graves, según su diagnóstico; sin embargo, al paso de los días fue empeorando y los médicos no hallaban la razón. Lo operaron dos veces pero  no mejoró. Durante mis visitas pude ver la situación real en la que se encuentran los pacientes y cómo los tratan, pues si tienes pollera o eres moreno y vienes del área rural te tratan mal, te gritan como si no entendieras, allí se nota que el racismo y la discriminación están latentes.

Algo importante también es el tipo de alimentación que les dan a los enfermos, pues supuestamente cuentan con nutricionistas que les deben balancear el alimento de acuerdo a su estado de salud y nutrirlos, pero no, el almuerzo y la cena tienen más carbohidratos y a media tarde o en el desayuno, les dan té con pan, que no es nada alimenticio. 

En el Hospital del Niño, también público, igualmente hay pésima atención y no solo eso, sino también indolencia, pues una vez llevé a mi sobrina que sufrió un accidente, su cabecita sangraba y aun viéndola en ese estado, los médicos y enfermeras no hacían nada, nuestra desesperación hizo que decidamos llevarla a una clínica particular donde la atención fue inmediata.

En otra ocasión lleve a mi hijo, pues tenía una especie de bolita en el cuello, le hicieron una serie de laboratorios y el diagnóstico fue que tenía un tumor maligno. Me dijeron que debía operarse de inmediato, pero yo quería tener una segunda opinión, lo lleve a otro médico que diagnosticó paperas. Imagínense la diferencia y si yo hubiera escuchado lo que me dijeron en el hospital público, pues el otro doctor tenía la razón. No puedo imaginar a cuantas personas les habrán dado un mal diagnóstico y por lo tanto un mal tratamiento.

El ministerio de salud debería tomar acciones para controlar estas irregularidades, inspeccionar las condiciones del hospital e invertir en su equipamiento. Pero es importante también que los médicos enfermeras y administrativos asuman sus responsabilidades, no es ético que debiendo cumplir con 6 horas de trabajo lleguen una hora o más después del inicio de turno. El sector salud decidió luchar contra la imposición del gobierno de trabajar 8 horas al día, creo que esa es una de sus conquistas laborales y no estoy en contra, pero creo que realmente deben trabajar lo que les corresponde, y pensar un poco en el compromiso social que tienen al convertirse en médicos, no tienen derecho a jugar o experimentar con  la vida de los y las pacientes.

martes, 18 de septiembre de 2012

LOS CONFLICTOS EN LA PAZ NUNCA SE TERMINA


Por Martha Huallpa

Los conflictos en La Paz son de nunca acabar. Los bloqueos y las marchas nos perjudican tremendamente. Ahora, encima, los mineros cooperativistas y asalariados protagonizan un conflicto por la explotación de la veta Rosario de la mina Colquiri. Esto se ha vuelto también un problema para los transportistas, y para los y las productoras agrícolas, ganaderas y avícolas, que no han podido hacer llegar sus productos hasta La Paz durante días y días, pues en la trancas había alfombras de piedras y ahí mismo, de rato en rato, explotaban dinamitas.

Este conflicto comenzó el mes de junio y hasta hoy el gobierno no puede arreglarlo.

En vez de dar solución a un conflicto que puede llevar a un enfrentamiento entre hermanos, se ha ocupado de otras cosas muy convenientes para el MAS, por ejemplo, la millonaria campaña a favor de la post consulta y la última, en la que al parecer pusieron sus máximos esfuerzos: el matrimonio del vicepresidente. Esto me parece algo indignante, pues veo que Evo Morales hace el mayor esfuerzo por estar dos días en el matrimonio de Álvaro García Linera y no puede darse un tiempo para arreglar los conflictos de los sectores sociales y de las y los trabajadores. Parece ser que los ministros y el presidente siempre esperan hasta el punto de un casi enfrentamiento, no solo en el problema de los mineros, sino en la mayoría de los que hasta ahora se han dado.

Creo que la ciudadanía está cansada de lo que está pasando, esperamos que nuestros gobernantes encuentren una salida urgente al problema que tienen ahora los mineros y por el cual también estamos pagando los y las paceñas, pero además que sean más eficientes a la hora de jerarquizar los problemas  que hay por resolver y que lo hagan a tiempo.